Son muchas las personas a las que les encanta el vino y disfrutar de esta bebida en las comidas y en sus cenas. Ahora, los profesionales siempre indican que siempre hay un caldo adecuado para cada alimento. Por esta razón, es importante saber relacionarlos con el fin de sacar el máximo sabor a cada uno de ellos. Entender el maridaje de vinos con cada comida no es una tarea fácil, pero conociendo pequeños trucos podremos sentirnos en casa como si estuviéramos en el mejor de los restaurantes. Vino blanco, vino tinto, vino rosado, queso, carne o pescado, entre otros productos, hay que saber unirlos para disfrutar de cada una de sus características de la forma más auténtica posible.
En La Latilla, puedes encontrar tus platos preparados favoritos directos para consumir, además de multitud de conservas, a la vez que tienes la oportunidad de adquirir el vino que estabas buscando. Siempre podemos aconsejarte una buena opción que te hará degustar tus comidas como nunca antes lo habías hecho.
Cómo entender el maridaje de vinos con cada comida
Comer bien nos gusta a todos. Sin embargo, a veces se trata de una tarea que no sabemos llevar a cabo de una forma correcta. No basta con poner sobre una mesa todos los platos y todas las bebidas que nos gusten, sino que hay que saber combinarlos para que el sabor de unos no eclipse el sabor de los otros. Por ello, siempre decimos que entender, aunque sea en cierta medida, el maridaje de vinos con cada comida es un hecho que le recomendaríamos a cualquier persona. Cuando disfrutamos de lo que comemos, nos sentimos más animados. Así, aprender a sacar el máximo partido a cada plato es una opción que repercutirá positivamente a nuestra vida diaria.
Pensar en el menú como algo global
Todos los alimentos que forman parte de un menú hay que saber verlos como una experiencia global. Por ello, hay que ir paso a paso, de principio a fin, organizándonos y entendiendo que cada decisión influye en la siguiente. Puede apetecernos mucho una lasaña de carne, un chuletón y un trozo de tarta de tres chocolates, pero no los añadiríamos todos en la misma experiencia. Lo mismo pasa con los vinos, no podemos tomar aquel que más nos apetezca en cualquier momento, sino que tenemos que servir primero el más ligero y después ir probando con aquellos que tengan más cuerpo. De no hacerlo así, podemos llegar a valorar como insípido un caldo delicioso.
De este modo, por norma general, los entrantes y los primeros platos irían acompañado de vinos rosados y blancos. Después ya podríamos dar paso a un vino tinto joven. A continuación, es aconsejable optar por tintos más maduros y, para finalizar, podemos rematar el menú con un vino dulce.
Asociación y contraste en sabores y estilos
Los platos y los caldos pueden ligarse a partir de dos principios fundamentales: por contraste o por asociación. En el primero de los casos, hay que buscar el equilibrio entre el vino y los platos mediante las sensaciones opuestas que nos ofrece cada uno de ellos. Sin embargo, en el segundo caso haremos todo lo contrario, es decir, tenemos que buscar que comida y vino se complementen. Estos pueden asociarse por temperatura, sabor, color o textura, entre otros aspectos. Así, por asociación una pareja perfecta sería el pescado blanco con vino blanco o un vino dulce con un postre.
Dar importancia a cómo se cocinan los alimentos
Como todos sabemos, no es lo mismo preparar un pescado a la plancha, que empanarlo y freírlo. De este modo, dependiendo de cómo elaboremos nuestra comida, tendremos que seleccionar un vino u otro. Así, si queremos consumir una carne roja hecha de manera simple, podemos optar por un vino con más cuerpo. Sin embargo, si el plato que tenemos delante está muy elaborado, será mejor seleccionar un caldo más fino.